La última violeta
Un boceto de Roque Vega
La
cadencia del bandoneón trasnocha tangos. El humo desluce las pesadas cortinas
del palco de la orquesta, presagiando la mañana.
Muchos,
intentan retener la gastada magia del
lugar bebiendo el último resto de soledad.
Olga,
se acerca simulando una sonrisa, entrega
el ramo de violetas.
La
mujer lo toma. Abraza a su compañero agradeciendo la gentileza. Quien, sin levantar la vista, deja varias monedas sobre
la mesa.
Agradece
tomando el dinero, se retira hacia el fondo del salón.
-¡Violetas,
Violetas señor para una bella
dama!
Andrés,
entre besos y caricias, solo vio las manos de la mujer tomando el dinero. La observa alejarse,
perdiéndose finalmente entre groseros gritos, humo y risas.
-¡Otra
copa! Dice su amiga sin dejar de besarlo.
Este
mira hacia la puerta, bebe el champán fantaseando la caricia del recuerdo.
Cuento completo:
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