Aninés Macadam - editora - aninesmacadam@gmail.com

jueves, 31 de diciembre de 2020

Los emblemáticos perros de Gardel.

Tango  
Los emblemáticos perros de Gardel.  
La última película filmada por Gardel fue "Tango Bar", en el año 1935. El guión era de Alfredo Le Pera y el film tenía en su elenco a grandes de ese momento como Tito Lusiardo, entre otros. 
Es en esta película donde hay una escena, sobre la cubierta de un barco, en la que se los ve a Gardel y a Lusiardo junto a dos perros; dos galgos rusos.
Esos perros mucho tienen que ver con la época  y son una parte de la demostración contundente de la notable  afición  de Gardel, el Zorzal Criollo, hacia los animales, no nos olvidemos del famoso caballo Lunático,  y a los perros en particular.
Los galgos rusos, también conocidos como Borzois, fueron desde siempre, los perros de la aristocracia en especial  de  la corte de los zares.
 En la Revolución bolchevique cuando fusilaron a los zares el mismo trato recibieron sus perros.
De esa forma sólo era posible encontrar ejemplares de esta raza en aquellos países  en los que los zares habían obsequiado animales, como cortesía diplomática. Así, los borzoi, se convirtieron, para los años veinte, en un símbolo de la aristocracia en toda Europa.
En 1927, Alfredo Le Pera, emprendió un viaje al Viejo Continente, para comprar vestuario y accesorios para películas y, ni lerdo ni perezoso, observó la moda aristocrática de esta raza y compró treinta ejemplares para vender al "establishment" porteño  y redondear así otro negocio. La mitad de los perros murieron en el viaje  y Le Pera decidió regalarle un par de ellos al gran Carlitos.
De esa forma, el que canta cada día más, agrego dos perros emblemáticos a su frondosa historia con los animales que comenzara con el aquel "Blanquito", con el que "jugaban como muchachitos" como diría Doña Berta, siguiendo con el "perro de policía" que ladraba en el patio desesperadamente al irse Gardel.
Pero los perros no saben de tango ni de mitos populares. Ese perro que ladraba creyendo que Gardel se iba, no sabía que Gardel no se fue ni nunca se irá  pues está, desde el tango, en cada uno de los argentinos.  Quizás también el espíritu de su perro, que compone el alma de sus tangos, deambule aún en aquella vieja casa de la calle Jean Jaures... 

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