A mi viejo
Don Miguel Vicente
Nos llamó la atención ¡que no venga! ¡No dijo nada!
Y un partido como este, no es para perdérselo y menos él, que tiene toda la historia encima.
-No había nadie en la parada -dijo el Juan con cara de preocupado.
-Anoche fui a la casa y la hermana me dijo que no estaba, que había salido para la parada, pero no, no estaba.
Si, el caniya, desde hace años es parte del barrio. Esa esquina sin él ¡no existe!
El caniya es la señal de las buenas noches y el preludio al feca.
¡¡Sexta!! ¡¡Diarios!! Ya se nos hizo carne.
- ¡¡¡je!!! ¡¡¡Que tal boquita eh!!! ¡¡¡Se pasó!!! Que me contás del penal, je, ¡¡¡de los dioses!!!
-¡¡¡no para que me voy a preocupar es solo por hoy!!! -Decía cuando el resultado del partido era adverso. Luego la seguía en el café.
-Ya lo había contado mil veces, lo repetía siempre igual, lleno de orgullo, vibrando de emoción…
Cuento completo:
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