Aninés Macadam - editora - aninesmacadam@gmail.com

lunes, 25 de junio de 2012

Sissi emperatriz


Historia
Sissi emperatriz
El 10 de septiembre de 1898 muere emperatriz austrohúngara, asesinada en Ginebra.
Dotada de una gran belleza, Isabel se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo. Fumaba cigarrillos, algo insólito para la época. Adoraba la equitación, llegando a participar en muchos torneos. Sentía un gran aprecio por los animales: amaba a sus perros, costumbre heredada de su madre, hasta el punto de pasear con ellos por los salones de palacio. Le gustaban los papagayos y los animales exóticos en general: incluso llegó a tener su propia pista circense en los jardines de su palacio en Corfú. Hablaba varios idiomas: el alemán, el inglés, el francés, el húngaro, propiciado por su interés e identificación con la causa húngara, y el griego, este último aprendido con ahínco para poder disfrutar de las obras clásicas en su idioma original. Cuidaba su figura de una forma maniática, llegando a hacerse instalar unas anillas en sus habitaciones para poder practicar deporte sin ser vista. Su alimentación dio también mucho que hablar, pues se alimentaba básicamente a base de pescado hervido, alguna fruta, y jugo de carne exprimida. A partir de los 35 años no volvió a dejar que nadie la retratase o tomase una fotografía; para ello, adoptó la costumbre de llevar siempre un velo azul, una sombrilla y un gran abanico de cuero negro con el que cubría su cara cuando alguien se acercaba demasiado a ella. También, entre otras excentricidades, al final de su vida se hizo tatuar un ancla en el hombro (por el gran amor que sentía por el mar y las travesías y por sentirse sin patria propia, como los eternos marineros que vagan por el mundo) y se hacía atar al mástil de su barco durante las tormentas. Paseaba a diario durante ocho largas horas, llegando a extenuar a varias de sus damas de su séquito, entre ellas Ida Ferenczy o Marie Festetics. Además, adoraba viajar, nunca permaneciendo en el mismo lugar durante más de dos semanas. Disfrutó de la literatura, en especial de las obras de William Shakespeare, de Friedrich Hegel, y de su poeta predilecto, Heinrich Heine. Por último, detestaba el ridículo protocolo de la Corte Imperial de Viena, de la que procuró permanecer alejada durante el mayor tiempo posible y a la que desarrolló una auténtica fobia que le provocaba trastornos psicosomáticos como cefaleas, náuseas y depresión nerviosa. La Emperatriz se mantuvo, siempre que pudo, alejada de la vida pública. Fue una emperatriz ausente de su Imperio, aunque no por ello menos pendiente de los asuntos de Estado. De hecho fue la propia Emperatriz una de las impulsoras de la coronación de Francisco José como rey de Hungría, hecho que se produjo finalmente en 1867. Cabe destacar que también toleró el intenso romance de su marido con la actriz Katharina Schratt, a quien los conyuges conocían cariñosamente como la amiga y cuya presencia en la corte levantó ampollas entre los sectores más religiosos y reaccionarios de Viena. Ella fue quien los presentó y se encargó de forjar la amistad entre su marido y la actriz, ya que se lamentaba de sus ausencias de la capital austríaca y, en consecuencia, de sus ausencias al lado de su marido. Aun así, la pareja se profesaba un gran amor y cariño mutuos.
Visitar: http://www.youtube.com/watch?v=ZpirgepCxjk

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